Vencer el miedo a tomar decisiones difíciles

El miedo y la incertidumbre suelen estar detrás de cualquier decisión "difícil". Saber identificarlas conscientemente te ayudará a decidir estando seguro de lo que haces
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Tomar decisiones forma parte de cada momento de nuestras vidas. Desde el momento en el que despiertas y decides apagar el despertador e iniciar tu día, decidir qué vas a desayunar, qué ropa vas a llevar hoy, o qué camino escoger para ir al trabajo. La mayoría no son decisiones difíciles, sino pequeñas decisiones que tomamos de manera casi inconsciente, pero que están definiendo el transcurso de nuestra vida. Por ejemplo, si decides no desayunar, o no hacer ejercicio a lo largo del día, es una decisión instantánea, pero que si mantienes a diario, probablemente tenga consecuencias en tu calidad de vida a largo plazo.

Tras esta reflexión, extraemos una conclusión maravillosa: si al tomar una decisión estás influyendo en tu destino, significa que el rumbo de tu vida está en tu mano. Tú tienes el poder de transformar tu experiencia de vida.

Decisiones difíciles

El gran reto viene cuando tenemos que tomar decisiones difíciles. Cuando hablamos de decisiones difíciles, generalmente se trata de situaciones en las que se dan los siguientes supuestos:

  • A la hora de tomar una decisión, no sabes cuál de todas las opciones posibles es la mejor.
  • Se trata de una decisión que va a afectar de manera significativa al rumbo de tu vida, o de las personas de tu entorno.
  • La probabilidad de que la opción tomada en la decisión no resulte como esperabas, pueda tener consecuencias que no estés dispuesto, o no puedas, asumir.

7 Enemigos a la hora de tomar decisiones difíciles

Una de las grandes claves sobre cómo tomar una decisión difícil, es tomar consciencia de los grandes enemigos en nuestro empeño:

1. Procrastinación

Frecuentemente tendemos a evitar aquello que nos resulta complicado. Actuar y no posponer, sin embargo, te liberará de la preocupación y la angustia generada por el pensamiento de la decisión pendiente. Recuerda que las oportunidades ocurren en el momento presente, tal vez, posponerlo demasiado pueda suponer que algunas opciones ya no estén disponibles para entonces.

2. Miedo a la incertidumbre

A la hora de tomar decisiones, la incertidumbre es un elemento que debemos gestionar. El miedo a tomar decisiones viene del miedo a lo desconocido. En realidad, ese miedo nace de pensamientos inciertos sobre un futuro que adelantamos con previsiones negativas. ¿Por qué no “rellenar” entonces esa incertidumbre con previsiones positivas? Al fin y al cabo, ambas son igual de inciertas y, si has valorado tu decisión, es mucho más probable que todo salga bien.

3. Falta de confianza

A menudo nos cuesta tomar decisiones porque no tenemos confianza en nosotros mismos. El autoconocimiento y la capacidad de ver con realismo y veracidad cómo eres, tomar consciencia de tus posibilidades y limitaciones, te ayudará a ganar confianza en ti mismo. Confía en tus habilidades y recursos para resolver cualquier situación, tu potencial como ser humano es ilimitado, no lo olvides.

4. Pensarlo demasiado

A la hora de tomar decisiones difíciles, es fundamental no actuar con impulsividad. Es necesario analizar las distintas opciones, valorar cada una de estas, pero también es necesario hacerlo con mesura. Pensar demasiado sobre ello, probablemente te llevará a generar una gran cantidad de pensamientos inútiles que dificultarán aún más la toma de decisión. Sin embargo, pensar menos y mejor, te servirá para centrarte únicamente en aquellos pensamientos productivos para tomar la decisión más acertada.

5. Limitar las posibilidades

Es muy común obcecarnos en dos o tres opciones a la hora de tomar decisiones difíciles, en lugar de considerar que siempre existen muchas más opciones posibles. Abre tu abanico de posibilidades, seguramente encuentras muchas más de las que estabas valorando. Recuerda que no todo es blanco o negro, sino que existe todo un arcoiris lleno de colores. No te limites, abre tu mente a todas las posibilidades a tu alcance.

6. Consultar en exceso

Buscar otras opiniones antes de tomar decisiones difíciles, es una buena opción. De hecho, es recomendable hacerlo, ya que te aportará otros enfoques, distintos puntos de vista, y abrirte a posibilidades e ideas que probablemente no habías valorado. Pero al final la decisión es tuya, cada persona tiene su contexto, su historia, sus valores y creencias y, aunque es enriquecedor contar con otras opiniones, hacerlo en exceso puede ser contraproducente. Selecciona las personas más relevantes para tu decisión, y una vez hayas escuchado sus opiniones, valora todo nuevamente, recogiendo aquella información que realmente te sea útil.

7. La satisfacción inmediata

Es otro de los grandes enemigos en la toma de decisiones difíciles. Por naturaleza, el ser humano tiende a decidir en base a aquello que le produce gratificación de manera inmediata. Pero, en a la hora de tomar decisiones difíciles, dejarnos llevar por este impulso natural puede ser un peligroso aliado, conduciéndonos a tomar decisiones que puedan tener consecuencias importantes a largo plazo, simplemente por parecer más fáciles o beneficiosas en el futuro más cercano. Esto suele estar relacionado con “la zona de confort”. Generalmente, para tomar decisiones difíciles tenemos que salir de esta zona, y eso nos genera cierta incomodidad inicial, pero es el camino hacia la apertura de tus horizontes, y hacia la transformación de tu vida.

Ahora que ya conoces cuáles son tus enemigos a la hora de tomar decisiones difíciles, tienes el poder para vencerlos. Tomar decisiones no es sencillo, pero merece la pena, ya que es la única forma de atrapar las oportunidades para poder transformar tu experiencia de vida.

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