
Mis conversaciones con Pepa. Confiar y seguir
Hace menos de un mes estuve haciendo una parte del Camino en un lugar precioso de los Pirineos.
Hace menos de un mes estuve haciendo una parte del Camino en un lugar precioso de los Pirineos.
Todo cambia. Lo que hoy está arriba, mañana puede estar abajo y al revés. Nada es constante.
Ayer quedé con una amiga que hacÃa tiempo que no veÃa. Mientras nos tomábamos un aperitivo en una agradable terraza de Madrid empezamos a hablar de lo acontecido en nuestras vidas desde antes del verano.
El final del verano tuvo lugar en casa de unos entrañables amigos, recientes en el tiempo y, al mismo tiempo, con una gran trayectoria de conversaciones profundas en la que, todos, desnudamos el alma. La reunión fue en la preciosa casa de AlmerÃa en la que nos juntamos gran parte del grupo. Nunca habÃamos pasado de una cena o un café e Ãbamos a convivir unos cuantos dÃas. ¡Todo un reto! Por supuesto todo salió fenomenal y hubo, como siempre, largas conversaciones tanto en altamar en medio de la nada, como paseando por la orilla o en diferentes escenarios a lo largo de cada dÃa.
Hace una semana quedé con un amigo que querÃa que le orientase en un conflicto que le preocupaba. Me comentaba que tenÃa un problema familiar ya que, cada vez que hablaba con su cuñado, se ponÃa muy agresivo pues éste le habÃa hecho daño en el pasado al intervenir en una situación muy dolorosa para él. No hacÃa más que pensar en ello y, cada vez que lo hacÃa, le dolÃa, literalmente, el estómago.
La vida está hecha de momentos. Los buenos son momentos con gente querida, momentos en soledad elegida, momentos agradables llenos de bienestar.
Este fin de semana estoy con mi familia en una casa rural maravillosa cerca de Madrid.
El otro dÃa una amiga mÃa estaba muy disgustada. Su pareja se pasaba todo el dÃa quejándose, con un humor de perros, porque todo le estaba saliendo mal y auguraba el error en cualquier cosa que le ocurriese. Ella tampoco estaba pasando por un buen momento pues se encontraba en una época de mucho trabajo y necesitaba sentirse tranquila en los momentos de descanso.
Sentada en mi lugar preferido observo la lluvia incesante en un dÃa triste de agosto.
Rayos sobre el mar. Truenos lejanos. Sonidos del agua en el techo de cristal recordándome que es fuente de vida.
En la soledad de la madrugada del último dÃa. En el silencio de la noche. En la penumbra, con las luces al fondo como un paisaje navideño. Mientras miro la noche y escucho el silencio pasan por mi mente una diversidad de recuerdos que se agolpan esperando ser atendidos.
Hoy me encontré con una amiga que venÃa muy agobiada y con la cara desencajada. Al preguntarle el motivo me comentó que habÃa empezado un empleo en la empresa de un amigo. En el trabajo estaban surgiendo problemas y temÃa que la amistad, de más de treinta años, se enturbiase o, peor aún, se deshiciese por esta causa.
Te has ido por la puerta de atrás, sin despedirte, sin avisar. Te has ido y me has dejado con mucho tiempo para mÃ, para entrar dentro de un mundo que tenÃa abandonado.
Esta mañana estuve en la playa. En la arena, delante de mÃ, estaban jugando dos chavales que no llegarÃan a los cinco años. Uno era español y el otro turista, por lo que los idiomas eran diferentes. Curiosamente a ellos no parecÃa importarles. Durante el tiempo que estuve observándoles jugaron a mil cosas, se rieron, se bañaron en los charcos previos al mar... en ningún momento fue un handicap el no hablar el mismo idioma... ¡porque hablaban el mismo lenguaje!
Y van pasando los dÃas viviendo gran cantidad de situaciones. Y, en el fondo, yo sigo siendo Yo. En ocasiones más triste, más alegre, más nerviosa, más tranquila, más voluble, más segura... En esencia... Yo. El cambio interno es muy sutil, mÃnimo, aunque en la superficie parezca lo contrario.
Ayer me comentaba una amiga que habÃa tenido una discusión tremenda con su marido, ya no podÃa más y estaba pensando en separarse. Sentà mucho por lo que estaba pasando. Después de escuchar atentamente su desahogo, le empecé a preguntar por los momentos buenos de su relación que, hasta hacÃa poco, le habÃan servido.
Y un dÃa te das cuenta de que ya no está en tu vida... Que se ha ido despacio, de puntillas, sin avisar... Casi sin notarlo.
Y apenas está presente en tu dÃa a dÃa. Sólo a ratos. Cuando suena una música, si aparece en una foto perdida en la galerÃa del móvil, encontrando un recuerdo perdido en un cajón mientras buscas otra cosa, al esperar un mensaje que no llega...
Hace unos dÃas me encontré con una vecina y su hijo, un precioso niño de cinco años que estaba protagonizando una gran pataleta para el enorme disgusto de su madre. Ésta, después de muchos intentos para consolarle, preguntándole al niño por qué estaba enfadado en plena rabieta, no sabÃa qué hacer y se percibÃa una gran tensión entre ellos. Me comentaba que no sabÃa cómo lograr que su hijo fuera "normal", que no tuviera berrinches y que fuera obediente como el resto de los niños de su edad.
Hace poco estuve en un viaje en el que la mayorÃa de las personas ya estaban jubiladas. Una señora con la que mantuve un afectuoso contacto durante esos dÃas me decÃa... "Ya somos viejos... ¡Ya verás cuando llegues a mi edad!" A lo que yo le respondà que no contase con ello.
Este año estuve afianzando mis aprendizajes en "Mediación y Comunicación No Violenta" y una de las cosas que más se grabó en mi mente fue esta frase dicha con mucho humor por mi querida maestra: "Transformar la mierda en abono"
Hace unos dÃas me comentaba una gran amiga su situación actual. Estaba pasando por un momento complejo a nivel familiar. Su hija tenÃa un problema leve de salud que requerÃa una intervención quirúrgica, a su marido le prejubilaban y no sabÃa si iban a poder seguir con el mismo ritmo de vida, veÃa poco a su nieto ya que se habÃa distanciado de su nuera por una discusión mantenida con ella meses atrás...
Acabo de volver de un viaje estupendo por el Adriático. Hemos pasado unos dÃas deliciosos... Nos hemos reÃdo, hemos visto mucha belleza tanto de paisajes como de monumentos. La mano de Dios y la mano del hombre. Numerosos momentos en los que nos hemos sentido afortunados por poder tener tanto "lujo". Aunque, el lujo, no solo consiste en poder acceder a esta oportunidad gracias a los recursos económicos disponibles, que también, sino que, para mÃ, el lujo reside en compartir experiencias, descubrir amaneceres, disfrutar de puestas de sol junto al mar, momentos de risas hasta casi desfallecer...
Hace poco estuve de vacaciones en Croacia en un tour organizado . El último dÃa decidimos no ir a la excursión presentada y pasar un dÃa tranquilo en la playa, después de una semana ajetreada con visitas a diversos puntos de interés de un paÃs precioso. Mientras me bañaba en el Adriático con una entrañable amiga empecé a pensar en la vida, en que estamos tan ocupados en intentar ser algo, que pocas veces disfrutamos de lo que realmente somos.
Ayer me encontré con Julieta, una entrañable amiga con la que hacÃa tiempo que no coincidÃa.
Después de comentarnos brevemente nuestra vida, quedamos para vernos la siguiente semana.
Hoy estuve comiendo en un restaurante de la costa como despedida de unas estupendas vacaciones.