Ideas claras; mente serena

Mantener una mente serena, sobre todo en aquellos momentos en los que apremia tomar una decisión importante, a menudo se torna en misión imposible. Fundamentalmente por la inercia que nuestro pensamiento tiene en llevarnos de una idea a otra. La buena noticia es que la serenidad mental se cultiva y entrena. ¿Quieres saber cómo?
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¿Nunca has pedido claridad mental a la hora de tomar una decisión, por ejemplo? ¿Cuántas veces has tenido la sensación de que el ruido te estaba empezando a volver loco? Sin duda, todos tenemos clara la importancia de la serenidad mental para poder realizar correctamente la mayoría de las acciones intelectuales a las que tenemos que hacer frente en nuestro día a día.

Este concepto de serenidad mental podríamos compararlo con el silencio que muchas veces necesitamos para encontrar la concentración. Sin embargo, cuando no nos encontramos en un estado de relajación física y de serenidad mental hasta ese ruido externo puede hacerse imperceptible en comparación con el ruido de nuestra propia actividad mental, lo que nos impide concentrarnos y enfocar la atención en aquello que queramos fácilmente.

Cuando nuestra mente se encuentra en este estado de agitación y ruido mental y actuamos en piloto automático, nuestra mente nos desborda con infinidad de pensamientos generalmente inútiles y repetitivos de días anteriores, que lo único que hace es impedirnos alcanzar la serenidad, la paz, la claridad y, en definitiva, la libertad psicológica que anhelamos y necesitamos para sentirnos bien con nosotros mismos y poder tomar las decisiones adecuadas.

La práctica de la meditación se presenta como una potente y eficaz herramienta con la que entrenamos nuestra mente para poder observar los pensamientos que suceden en ella, apagando el piloto automático y tomando las riendas. De esta forma, al meditar podemos dar un primer paso para aprender cómo mantener la serenidad mental.

Concepto de serenidad mental

Cuando hablamos de serenidad mental, podríamos considerarlo como el estado de tranquilidad o calma que nos permite permanecer alerta, pero en calma, y la capacidad mantenerlo sin importar las circunstancias externas.

A menudo, se ha considerado esta característica como una capacidad intrínseca e innata en la persona, considerándolo un rasgo de su propia personalidad. Sin embargo, hoy sabemos que la serenidad mental, como todas las capacidades del ser humano, se puede desarrollar con el entrenamiento y las técnicas adecuadas.

La importancia de la serenidad mental

Si tenemos en cuenta que nuestra vida es el resultado de las decisiones que tomamos en el pasado, ¿cómo vamos a tomar buenas decisiones con la cabeza llena de ruido? Sería como tratar de encontrar una aguja en un pajar. Es por esto que necesitamos acallar la mente para poder hallar las respuestas y acceder a todo el potencial del que disponemos, que es ilimitado.

Si no queremos que el pasado condicione nuestro futuro, entonces debemos tomar consciencia del Ahora.

Al desarrollar nuestra capacidad de atención plena en el momento presente, favorecemos nuestra habilidad para mantener la serenidad, lo que nos permitirá resolver conflictos y superar los retos que encontremos en el día a día. Además, de manera natural resolvemos confrontaciones con mayor agilidad, gestionamos mejor nuestras emociones y labramos relaciones extraordinarias con los demás.

Otra de las ventajas que obtenemos cuando gozamos de serenidad mental, es que mejoramos nuestra capacidad empática, fomentando la compasión (como la comprensión y aceptación profunda del otro, además de la disposición a prestar ayuda) hacia los demás y hacia nosotros mismos.

Cómo calmar la mente

Seguramente, en esas ocasiones de agitación y estrés te preguntes: ¿cómo calmo mi mente?

Te ofrecemos algunos sencillos consejos:

  • Lo más importante es tomar una decisión: tomar la decisión de coger las riendas y de apagar el piloto automático para ser el director de tu propia vida. Lo demás comenzará a venir solo
  • Empieza a meditar. El momento es Ahora. Y la mayoría de las personas comienzan a ver los resultados desde el primer día. Aunque debes tener en cuenta que es un entrenamiento mental, y por ello, un proceso en el que tendremos que trabajar de manera constante y diaria. Al igual que si dejas de ir al gimnasio, puedes perder parte de los resultados obtenidos, con la mente ocurre, en cierto modo, lo mismo.
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