Un maestro de la India estaba impartiendo clases a sus discípulos, cuando uno de ellos le dijo: «Oh gran maestro, es usted el hombre más sabio que he conocido nunca».
El maestro, sin un gesto de felicidad, guardó silencio.
Al día siguiente, un alumno muy enfadado irrumpió en sus clases habituales y gritó: «De maestro usted no tiene nada; es el hombre más ignorante que he conocido nunca».
El maestro, sin ningún gesto de enfado, guardó silencio.
Cuando el alumno abandonó la sala, el que le había elogiado en un principio le preguntó: «Maestro, ¿no ha hecho usted lo mismo con él que hizo conmigo? ¿Por qué nos ha respondido a los dos con el silencio? ¿Por qué conmigo no mostró orgullo y con él no ha mostrado ira?
A lo que el maestro respondió: «Amigo, lo que cada uno expresa tan sólo tiene que ver consigo mismo. Guardo silencio porque conozco esta verdad, y pretendo, con mi ejemplo, enseñarles a ustedes a distinguir lo que les concierne.
