Mis conversaciones contigo. Tres posibilidades.

Descubre cómo elegir entre callar, discutir o expresar tu opinión con calma puede darte paz y libertad en tus relaciones.
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email

El otro día, en la sobremesa de una comida con amigos se inició una discusión sobre un tema sin importancia.

Uno de los comensales empezó a ser bastante inquisitivo con el resto, intentando convencer a todos los demás con su versión, cosa que no consiguió, aunque sí hubo un manifiesto malestar general.

Decidimos terminar la comida marchando cada uno a nuestra casa y de repente me escuché decir, sin pensar, la siguiente frase: «Entiendo perfectamente que no estés de acuerdo conmigo. Lo que no tengo tan claro es porque tu versión tiene que ser mejor que la mía.

Cada uno tenemos un criterio basado en nuestras experiencias, creencias, valores y en lo que consideramos lo mejor. Lo cual, no tiene por qué ser compartido por el resto. Además, continué, lo importante es tener claro que, también, podemos confundirnos al intentar persuadir o sugestionar al otro con nuestra manera de ver las cosas para una persona que tiene otras circunstancias en su vida”.

Mi amigo se quedó callado y yo me marché rápidamente. No necesitaba su respuesta. Quizá en otro momento. Cuando tengamos más tiempo y la disposición para escucharnos con apertura.

Sé que tenía tres posibilidades: Quédame callada, luchar e incluirme en la discusión para imponer mis razones o, simplemente, decir mi opinión sin la necesidad de sentirme apoyada o aplaudida por el resto. Ya que esa opinión es mía y no tiene por qué coincidir con la de los demás.
Entender esto me dio tranquilidad.

Y tú ¿qué posibilidad hubieras elegido?

Compartir
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email
Descubre más

Artículos de interés