¿Alguna vez te has sentido agotado por la presión de tener que estar siempre bien? ¿Has sentido la necesidad de ocultar tu verdadero estado de ánimo porque sientes que se espera de ti que siempre estés contento, enérgico y positivo? Si es así, no estás solo. Todos hemos estado ahí. Todos hemos sentido en algún momento la presión de aparentar una perfección que no es real. Y aquí va la verdad: está bien no estar bien todo el tiempo. Es importante recordarlo.
La vida no es ideal
A menudo tendemos a idealizar cómo debería de ser nuestra vida. Y creemos que una vida “perfecta” debe ceñirse a ese ideal que, obviamente, no contempla ningún escenario que pueda provocar dolor o sufrimiento. Pero esto es sólo una ilusión, una idea, sólo un pensamiento. No es real. La realidad es que todos atravesamos momentos difíciles. Todos tenemos altos y bajos. Y esto es perfecto, simplemente porque ES. No existe una vida sin altibajos, sin momentos de tristeza, de enojo, de frustración… Y está bien permitirse sentir estas emociones. Está bien no estar bien todo el tiempo.
Tomarse un tiempo para uno mismo
Es fundamental que nos demos cuenta de que necesitamos tomarnos todos los días un momento para nosotros mismos para parar, observar y sentir nuestras emociones. No hay nada de malo en tomarse un descanso, en necesitar un momento de soledad para atendernos. De hecho, es muy saludable. Es importante ser compasivos con nosotros mismos y no exigirnos demasiado. Nadie es ideal, y es perfecto no serlo.
Buscar apoyo
También es crucial buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales si sentimos que necesitamos ayuda para superar un momento difícil. No estamos solos en esto. Y no hay nada de malo en pedir ayuda. Al contrario, buscar apoyo es un signo de fortaleza, no de debilidad. Significa que eres consciente de tus emociones y que estás dispuesto a hacer lo necesario para cuidar de tu salud física y mental.
Aceptar que está bien no estar bien
Lo más importante es aceptar que está bien no estar bien todo el tiempo, porque esto forma parte de ser humano y es algo que compartimos con el resto del mundo. No somos máquinas, somos seres humanos que sienten. Y está bien permitirse sentir esas emociones, por muy incomodas que sean. Porque al final es nuestra responsabilidad lo que hacemos, o no hacemos, con ellas y porque está claro que, si están, si son, no tiene ningún sentido no gestionarlas o atenderlas. El no hacerlo no hará que desaparezcan sino todo lo contrario. Como decía Carl Jung
"Lo que resistes, persiste. Lo que aceptas, se transforma".
Así que recuerda; está bien no estar bien todo el tiempo.