El otro día me di cuenta de que, en bastantes ocasiones, los pensamientos pueden ser como las moscas.
A veces pueden ser molestos y difíciles de ignorar, revoloteando alrededor de nuestra mente.
Otras pueden aparecer de la nada y ser complicados de controlar.
Algunas veces pueden ser atraídos por ciertas emociones o situaciones.
Y, la mayoría de las veces, suelen ser persistentes y regresan una y otra vez, incluso después de intentar ahuyentarlos.
Pero también, al igual que las moscas, los pensamientos pueden ser inofensivos en sí mismos, si somos conscientes de que los estamos creando y alimentando nosotros mismos, con reflexiones sobre ideas que bailan entre un pasado caducado y un futuro incierto, cuando lo único que es real es el presente, que significa regalo.
De alguna manera, el tiempo se compone de momentos que se experimentan en el ahora. La eternidad se compone de “ahoras”. La vida se vive en cada instante. Cada instante es una oportunidad para experimentar la plenitud del momento y conectar con lo que es.
Esta idea se relaciona con la filosofía del mindfulness que enfatiza la importancia de vivir la situación actual y apreciar la belleza y el valor de cada segundo. Por eso, cuando te ocurra, la mejor herramienta para salir del bucle es la meditación, que te ayudará a situarte en el presente.
Y a ti ¿te resuena la idea de reflexionar si vives en momento presente en tu vida diaria?
