Cómo dirigir una empresa o equipo

¿Quieres saber cómo gestionar un equipo de trabajo de forma exitosa? Te contamos 6 aspectos que te ayudarán en este propósito
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¿Cómo dirigir una empresa o equipo? Gestión de equipos

La gestión de equipos es uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta a la hora de establecer cómo dirigir una empresa de forma exitosa. La gestión eficiente del equipo de trabajo es una tarea esencial para conseguir los resultados deseados. Por ello, son muchas las empresas que, conscientes de ello, invierten cada vez más tiempo y recursos en este área, dado el alto retorno que obtienen de esta inversión en la formación de los líderes responsables de gestionar y coordinar los equipos de trabajo.
Definición de equipo

Cuando hablamos de un equipo de trabajo nos referimos a un concepto muy concreto. Un equipo de trabajo es un conjunto de personas que, organizadas dentro de un sistema, trabajan con el fin de alcanzar un objetivo común. Al gestionar un equipo de trabajo es imprescindible considerar que el trabajo en equipo, además de la búsqueda de un objetivo común, ha de buscar también el incremento de la eficiencia y el desempeño individual.

Aspectos a considerar al organizar un equipo de trabajo

1. Liderazgo y gestión de equipos

Para lograr que un equipo de trabajo funcione de manera eficiente, es fundamental favorecer el desarrollo del liderazgo. El líder es el responsable de crear la actitud necesaria para transformar un grupo de personas en un verdadero equipo de trabajo, favoreciendo que los miembros que lo integran alcancen los resultados esperados. En nuestro artículo “Decálogo del Liderazgo” puedes descubrir las 10 claves fundamentales para ser un buen líder.

2. Cómo elegir los miembros del equipo

Uno de los aspectos claves para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo es la selección de los miembros que lo componen. Para ello, es esencial la definición de los criterios de selección, en función de diferentes aspectos relevantes:

  • Considerar las necesidades que han de ser cubiertas: aptitudes, tanto técnicas como personales requeridas para cubrir cada puesto.
  • Valorar otros criterios más subjetivos necesarios para que los integrantes puedan colaborar bajo un ambiente de equipo. En este sentido, hay que considerar actitudes y capacidades como la empatía, para que los distintos perfiles se complementen y sean compatibles, posibilitando un clima de armonía, fundamental para poder realizar el trabajo en equipo.

3. Objetivos

Para poder trabajar en equipo es imprescindible una clara definición de los objetivos, para que el equipo de trabajo pueda conseguir los resultados esperados. Para ello, es esencial que los objetivos hayan sido definidos y comunicados con claridad y precisión. Una estrategia útil para este propósito es la técnica “S.M.A.R.T.”, acrónimo del inglés, que se traduce como:

  • Specific: Sé específico, evita cualquier tipo de ambigüedad a la hora de marcar los objetivos.
  • Measurable: Que sean medibles. Establece indicadores que ayuden a medir, de la forma más precisa posible, la consecución de los objetivos marcados.
  • Achievable: Establece objetivos alcanzables y realistas. Analiza las posibilidades de la consecución de los mismos y elabora un plan de acción para lograrlos.
  • Relevant: Valora la relevancia de cada objetivo, ¿cuál es su aportación a la contribución del objetivo final de la empresa?
  • Time-Bound: Define plazos de consecución concretos para poder realizar un seguimiento y análisis en el tiempo.

4. Comunicación

Tan importante como definir bien los objetivos, es la comunicación, tanto de los propios objetivos, como de los procesos necesarios para alcanzarlos. Esta comunicación ha de fluir eficientemente en ambas direcciones:

  • Comunicación vertical: del líder hacia los colaboradores, y viceversa.
  • Comunicación horizontal: entre los distintos líderes (para empresas formadas por varios equipos), y entre los distintos integrantes de cada equipo.

La comunicación es un factor clave en el liderazgo y gestión de equipos, que requiere el desarrollo de habilidades fundamentales como la escucha activa, la empatía o el feedback, claves para fomentar un ambiente de trabajo en equipo sustentado bajo un liderazgo participativo y al servicio de los miembros que lo integran.

5. ¿Cómo delegar?

Para liderar equipos y dirigir personas de manera eficiente, es imprescindible saber delegar. De hecho, para el líder, la delegación es su principal tarea, ya que es la única forma de convertir al equipo de trabajo en una entidad eficiente y productiva. Para ello, es necesario considerar algunos aspectos clave:

  • Confianza: al delegar el líder deposita su confianza en otra persona. Es fundamental haber fomentado previamente un ambiente de confianza recíproco, en la que el mensaje intrínseco del líder al delegar es “te confío esta tarea, porqué sé que puedes hacerlo”, y la respuesta de la persona que la tarea delegada es: “asumo el compromiso de cumplimiento, porque confías en mi capacidad de desempeño”.
  • Supervisión: delegar no significa “desprenderse de la responsabilidad”, sino compartirla, depositando la ejecución de la tarea en otra persona. El líder conserva la responsabilidad de supervisar y facilitar a su equipo las herramientas necesarias para desempeñar las tareas asignadas.
  • Trabajar la motivación del equipo: haz saber a tu equipo la aportación sobre el objetivo final de la empresa que supone la tarea encomendada. Esto favorecerá su motivación, al ser conscientes de su contribución a los resultados del objetivo común.

6. Responsabilidades que dar a cada miembro

Para realizar un liderazgo y gestión de equipo eficiente, uno de los primeros pasos, previo a la asignación de responsabilidades a los miembros que integran equipo de trabajo, es definir con precisión y claridad cada rol. Una vez establecidos los distintos roles necesarios para el funcionamiento eficiente del equipo, debemos decidir qué miembro desempeñará cada rol. Para ello, es fundamental considerar tres factores:

  • Aptitudes: coherencia entre los distintos perfiles del equipo y los roles asignados. Considera las actitudes y aptitudes, es decir, la experiencia, conocimiento y habilidades de la persona elegida para desempeñar cada rol definido.
  • Expectativas: cada persona tiene un estilo de trabajo diferente, así como distintas expectativas y formas de trabajar específicas. Asigna las tareas que requieran mayor responsabilidad y posibilidad de crecimiento profesional a aquellas personas con mayores expectativas y aspiraciones de crecimiento. Para los perfiles que valoren más otras motivaciones como la estabilidad, elige roles que requieran el desempeño de tareas más operativas.
  • Disponibilidad: también es fundamental valorar si la persona seleccionada dispone del tiempo necesario para asumir la nueva responsabilidad asignada. En algunos casos, tendremos que considerar si debemos revisar algunas de las tareas que estén desempeñando y reorganizarlas, distribuyéndolas entre otros miembros del equipo. La redistribución de tareas puede ofrecer resultados doblemente positivos, ya que varios miembros del equipo pueden asumir nuevos retos, aportándoles un paso en su crecimiento profesional, a la vez que uno o varios se liberan de tareas que para ellos se habían convertido en rutinarias. De este modo, la reorganización de responsabilidades se convierte en una potente herramienta para mantener la motivación en los equipos.
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