El poder de la Aceptación

Aprender a aceptar lo que sucede en cada momento, lo que ES, no sólo resulta una herramienta transformadora si no que te dará la clave para acabar con el sufrimiento.
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Si te dijera que el 99%, por ser generosa, del origen del sufrimiento humano se encuentra en la No aceptación de lo que ES podrías pensar que no es cierto. Está bien. Es lícito. Por eso, antes de continuar sólo te pido dos cosas:

  1. Haz un ejercicio de reflexión: trae a tu mente algún momento de sufrimiento por el que hayas pasado o estés pasando. Simplemente obsérvalo y profundiza un poco en él. Puedes hacerte estas preguntas: ¿qué pensamientos generan ese sufrimiento? ¿Qué emociones o sensaciones provocan?
  2. Dale una oportunidad a esta idea y sigue leyendo 😉

Aunque a veces es difícil verlo, el origen del sufrimiento no está en cómo SON las situaciones o personas. No está en cómo ES la vida. Está en cómo nosotros reaccionamos ante ESA REALIDAD QUE YA ES. Y, más concretamente, en nuestra negación a aceptar las cosas como SON.

Y esto es así tanto para las pequeñas cosas o situaciones cotidianas (frustraciones en el trabajo, con nuestra pareja, hijos, amigos, etc) como para situaciones más difíciles que afectan a nuestra vida (enfermedades, pérdidas, etc).

Negar lo que ya ES y no aceptarlo nos embarca y mantiene en una guerra en la que perdemos el 100% de las batallas. ¿Existe alguna lógica en negar lo que ya ES? Si algo ya ha sucedido, ¿qué sentido tiene negarlo o no aceparlo? ¿acaso dejará de ser así?

La buena noticia es que podemos aprender a aceptar lo que Es para, desde esa aceptación, transformar las situaciones aliándonos con la vida y viendo las opciones que tenemos, porque te garantizo que hasta en las situaciones más dolorosas y estresantes siempre tenemos opciones que nos liberan del sufrimiento.

Pero antes de continuar me gustaría matizar algunos aspectos que creo que son los que provocan que no consideremos la aceptación como una poderosa herramienta para transformar nuestras vidas.

Aceptación no es resignación

Cuando hablo de aceptar lo que Es no hablo de resignarnos, ni de conformarnos ni de mantener una actitud pasiva… Tampoco hablo de no actuar, si es posible, para mejorar o resolver una situación. La aceptación es una virtud absolutamente dinámica y proactiva. Aceptar lo que Es implica aliarnos con la vida, con su maravilloso fluir, con la realidad. Y utilizar todo lo que surge para avanzar con confianza y energía. ¿Hay algo más dinámico que esto?

La aceptación de lo que Es nos proporciona una visión clara, amable y sin juicios mentales, que nos permite adoptar una postura coherente con la realidad, sin añadir drama ni victimismo. Es una actitud interior de paz y fortaleza. Y, desde esta perspectiva, ¿no crees que es más fácil tomar mejores decisiones o emprender acciones más adecuadas?

Date cuenta, después de ese ejercicio de reflexión que has realizado al principio, de los pensamientos, sentimientos y sensaciones que han invadido tu cuerpo y tu mente… ¿Tienen algo o mucho que ver con la negación de algo que ya es? ¿Te parece que proceden de la claridad, amabilidad y ausencia de juicios? Cualquier forma de negación de la realidad trae consigo frustración, juicios, ofuscación, malestar, agotamiento… y, en algunos casos, incluso enfermedad. Entrar en este “modo sufridor” nos lleva a alimentar ese bucle de pensamientos, emociones y sensaciones negativas que lo único que hacen es privarnos de poder vivir más plenamente.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

Hay situaciones en la vida que son dolorosas; una pérdida, una separación, una enfermedad grave,…El dolor es inevitable y nos toca a todos.

Aceptar que una situación es dolorosa y permitirnos sentirla y vivirla no sólo es necesario, es fundamental. Pero, una vez que se presenta y se vive, es posible transformarla, y la aceptación es la llave.

Quedarnos anclados en esa situación dolorosa con pensamientos como: “yo no me merezco esto”, “qué injusto es”, ¿por qué me ha tenido que pasar a mí?”, “si no hubiera hecho, dicho… esto o aquello” o, en definitiva, no aceptándola, es lo que nos lleva a perpetuar el sufrimiento. No confundas el dolor con el sufrimiento.

Cuando aprendemos a aceptar lo que es comprobamos que hay situaciones que podemos cambiar actuando sobre ellas, y las respuestas y soluciones surgen de una manera más fluida y creativa. También observamos que hay otras situaciones sobre las que no podemos influir. Pero incluso en este caso, el simple hecho de haberlas aceptado nos permite mantener la paz, la alegría y la capacidad de disfrutar de otras cosas maravillosas que suceden a cada momento.

"Acepta, y después actúa. Acepta cualquier cosa que contenga el momento presente como si la hubieras elegido. Trabaja siempre a favor del momento, no contra él. Haz del presente tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará tu vida."

¿Cómo podemos cultivar esta maravillosa actitud?

Como reza el dicho: “Zamora no se conquistó en una hora”😉 Así que, vayamos poco a poco. Te propongo unos sencillos consejos cuya práctica te permitirá ir comprobando, por tu propia experiencia, los innumerables beneficios de este estado de aceptación.

1. El primer paso para poner algo en práctica es el compromiso de querer hacerlo

Acepta un primer reto. Date esa oportunidad para comprobar el resultado.

2. Empieza por pequeñas cosas

Comenzar por aceptar aquellas situaciones cotidianas que nos frustran resulta más sencillo, y los resultados se ven en el momento: la cola del supermercado, la llamada de la suegra, un atasco, olvidarse las llaves o el móvil…Acéptalo y después, desde esa claridad, actúa si es posible o simplemente déjalo ir.

3. Establece una rutina de meditación

La práctica meditativa diaria te permitirá ver las cosas desde una perspectiva más clara y serena. Nos permite detectar con mayor rapidez los bucles en los que entra nuestro pensamiento y, por tanto, evita que entremos en ese “modo sufridor”. Cuanto antes aprendamos a cortar ese bucle de sufrimiento innecesario, más energía y entusiasmo nos quedará para focalizarnos en el verdadero cambio.

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