Mis conversaciones contigo. Voy cumpliendo años

Reflexión sobre el duelo, la alegría y el aprendizaje vital que nace de aceptar la vida tal y como viene: con sus luces y sombras.
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Desde el año pasado por estas fechas hasta ahora he vivido dos circunstancias fundamentales en mi vida, una maravillosa y otra tristísima y, curiosamente, las dos coinciden en un punto común.

He sido abuela de una nieta preciosa y cuatro meses después no he podido serlo de un nieto que hubiera sido maravilloso.

La vida te da una de cal y otra de arena, nunca he sabido cual es la buena, pues son necesarias las dos para hacer la mezcla.

Cuando ves las cosas a través del tiempo, el dolor se mitiga y la alegría la haces parte de tu vida. La alegría de ver a mis nietas no me quita la pena de no poder abrazar a mi nieto. Aunque sólo con verlas, mi día se ilumina. Es lo que más me ayuda cuando aparecen los momentos negros.

Sé por experiencia que el dolor bajará y, el sufrimiento observado y atendido, irá dejando paso a la aceptación de esta desdichada situación. Es cuestión de tiempo y autocuidado.

La vida sigue y estamos aquí para vivirla y aprender a disfrutar de las vacas gordas y a sobrellevar las flacas.

La vida es un continuo aprendizaje, unas veces es fácil sacar buenas notas, incluso sobresalientes y otras suspendes la asignatura en varias convocatorias.

Yo sé que aprobaré, aunque necesite mucho tiempo de estudio y prácticas.

Y tú… ¿qué tal llevas las asignaturas de este año?

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