Relajarse y meditar no es lo mismo

No comparten ni la técnica ni los objetivos, sin embargo, es una confusión habitual. Descubre las diferencias
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Un error frecuente es confundir la meditación con un ejercicio para “relajarte”. Muchas personas empiezan a practicar con este fin y, si bien es cierto que es uno de sus beneficios, no es, ni mucho menos, el más importante.
Se trata de dos acciones muy diferentes, tanto en la técnica empleada para realizarlas, como en los objetivos que persiguen.

Relajación

Es un conjunto de prácticas cuyo objetivo final es alcanzar un estado libre de tensión, en reposo. Busca la descarga de la tensión muscular en el cuerpo.

Al realizar ejercicios de relajación, perseguimos exactamente lo opuesto a la activación fisiológica.
Estos ejercicios se utilizan para personas que necesitan aprender a destensionar el cuerpo en situaciones en las que esa tensión no es necesaria. Mantener un elevado nivel de tensión sostenido en el tiempo, desgasta rápidamente al cuerpo, y es muy perjudicial para la salud.

Normalmente, la relajación no se propone como técnica aislada o única. Son ejercicios “comodín” que se utilizan en la mayoría de terapias.

Una de las técnicas más utilizadas es la Relajación Progresiva de Jacobson (RMP), que consiste en liberar la tensión de los distintos grupos musculares del cuerpo.

Meditación

La meditación es una técnica de entrenamiento mental para la vida cotidiana. Es decir, la meditación persigue un objetivo a medio y largo plazo. Si bien es cierto que muchas personas aprecian sus beneficios en la primera práctica, los beneficios más significativos se alcanzan tras unas semanas.

La meditación persigue establecer un hábito, al igual que el ejercicio físico o la alimentación saludable.

¿Por qué se confunden?

Principalmente, porque una de las primeras cosas que se hacen visibles tras una sesión de meditación es que te encuentras mucho más relajado. Pero esto es la punta del iceberg.

A día de hoy, la meditación es la técnica más completa que existe en este sentido.

Sus beneficios abarcan desde mitigar los efectos del estrés y prevenir su aparición, hasta potenciar las funciones cognitivas (como la memoria).

De hecho, se ha observado que las personas que llevan 8 semanas practicando, presentan importantes cambios a nivel cerebral.

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