Mis conversaciones contigo. Estar preparada para no estar preparada

La vida nos sorprende sin avisar. Estar preparada para no estarlo es un acto de amor, presencia y respeto, sin juicios ni expectativas.
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El otro día estaba viendo una película en el que el padre del protagonista le decía esto cuando el personaje principal volvía a tener una mala noticia:

“La verdad es que no siempre estamos preparados para las cosas que nos acontecen en la vida”.

A veces piensas que vas a actuar de una manera y la vida te sorprende saliendo de otra forma completamente diferente a las expectativas que tienes o que tienen sobre ti.

Cuando la expectativa es peor que lo que te proporciona la vida suelen ser buenas noticias. Y al revés, cuando tienes una expectativa que es mejor y la vida te sorprende con algo peor, te quedas en shock y, muchas veces, no sabes que hacer.

Además, no siempre se puede hacer algo. En ocasiones lo único que podemos hacer es ofrecer nuestra presencia, mantenernos cerca de las personas que amamos y respetar. Respetar sus decisiones y sus tiempos. Apoyando sin juicios, sin expectativas. Ofreciendo todo nuestro amor.  

Y esto, que parece un gesto pequeño, ¡es mucho!

Por eso, estar preparada para no estar preparada es fundamental.

Porque todos pasamos por situaciones o circunstancias en las que nos cuesta respirar. En las que las palabras no sirven. En las que “solo” podemos dar y recibir amor. Con la esperanza de que el dolor pase. Y hacerlo juntos, para sostenernos entre nosotros…

Y tú ¿has estado en alguna circunstancia similar?

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