La continua aparición de pensamientos de todo tipo es quizá la razón por la que la mayoría de las personas desiste de la práctica de meditación. Piensan que no saben meditar o que están demasiado estresadas o que no lo hacen bien.
¡Una buena noticia! Los pensamientos son una parte normal del proceso de meditación, así que van a dejar de ser un obstáculo para ti en cuanto termines de leer este artículo.
¿Por qué nos vienen pensamientos continuamente?
Nuestro cerebro es una máquina de pensar. Lo hace constantemente, y no va a dejar de hacerlo sólo porque tú te sientes a meditar… al menos no durante cierto tiempo. Y esto es perfecto, aunque ese tiempo sea toda la vida. Así que, no te desesperes. Así funciona:
- Uno de los grandes beneficios de la meditación es la reducción de estrés y la eliminación de toxinas perjudiciales del organismo que dificultan la libre circulación de la energía
- Cuando te sientas a meditar, empiezas a relajarte y la mente comienza a apaciguarse, ya que la mente y el cuerpo están íntimamente relacionados. Se inicia el proceso de eliminación de toxinas y estrés.
- La eliminación del estrés produce un incremento en la actividad física del cuerpo, a medida que éste se va liberando
- De nuevo, como el cuerpo y la mente están directamente relacionados, este incremento en la actividad física puede causar un incremento correspondiente en la actividad mental
- La actividad mental consiste en pensamientos, de ahí que, al liberar estrés, puedan aparecer más pensamientos.
- Los pensamientos durante la meditación a veces indican que el estrés ha sido expulsado, por eso es momento de seguir con la práctica de meditación para ganar serenidad y expulsar un poco más.
Tips importantes
- No te preocupes por el tipo o contenido de los pensamientos que te surjan.
- No te pares a analizarlos.
- No intentes luchar contra ellos ni eliminarlos. Cuando más intentes o te esfuerces en no pensar, más pensamientos vendrán a tu mente. Recuerda que tu mente está en un continuo diálogo interno, en el que un pensamiento te lleva al siguiente. Uno de los errores más típicos es intentar “dejar la mente en blanco”. Esto sólo te supondrá dolor de cabeza
- Si te surge una idea que “parece” importante, seguirá estando ahí después de la meditación si realmente era importante…
Tipos de pensamientos que nos pueden surgir
Aunque hay infinitos pensamientos, estos suelen ser los más comunes:
- Pensamientos relacionados con tu vida diaria: “he olvidado poner las lentejas en remojo”, “¿a qué hora había quedado con Ana?”…
- “Estoy meditando”, “estoy intentado meditar y no lo consigo”, “¡qué bien estoy meditando!”… Todo esto también son pensamientos 😉
- Pensamientos de frustración o aburrimiento. Es un intento de boicot mental muy común.
- Ganas de abandonar, sobre todo cuando te encuentras en una situación de vida complicada. Este es precisamente el momento de no abandonar, ya que meditamos para llevar mucho mejor esas situaciones.
¿Qué hacer con ellos?
Nada.
Cada vez que te descubras pensado en cualquier cosa, es decir, cada vez que tu atención se aparte del objeto de atención que has escogido para tu práctica (la respiración, un mantra, una vela, un mandala, tu propia mente,…), simple y llanamente vuelve la atención hacia él.
Cuando te des cuenta de que tu atención ha sido secuestrada por cualquier tipo de pensamiento, no te juzgues y sé amable contigo mismo. Simplemente obsérvalo y vuelve la atención al objeto de meditación
Muy importante: no importa cuántas veces los pensamientos te aparten de tu objeto de atención. Simplemente, vuelve a él con serenidad y amabilidad.
¿Cómo sé que lo estoy haciendo bien?
No existe una meditación “buena” o una meditación “mala”, la única mala meditación es la que no se hace. Si tienes muchos pensamientos, ¡bienvenidos!, eso sólo significa que estás muy estresado y que estás reduciendo el estrés. Si tienes pocos pensamientos, ¡estupendo también!. En cada meditación, la sabiduría de tu cuerpo hace que experimentes aquello que necesitas en ese momento. Tú mismo lo observarás al ver cómo va mejorando tu vida.