Posiblemente uno de tus propósitos sea meditar todos los días. He escuchado este objetivo a todo tipo de empresarios, celebrities, deportistas…
Y es que los beneficios de esta maravillosa técnica milenaria, si se practica de forma regular, ya son innegables y científicamente demostrados. Reducción de estrés, rejuvenecimiento, paz interior, bienestar, se encuentran entre las múltiples promesas que hacen de la meditación una revolución que se ha puesto de moda.
Sin embargo, hay dos aspectos fundamentales a tener muy en cuenta a la hora de empezar si queremos disfrutar de toda una vida de beneficios. Muchas personas los desconocen y, a pesar de sus mejores intenciones, terminan tirando la toalla.
- El primero de ellos es empezar con buen pie. Aunque en apariencia es una práctica sencilla, es de vital importancia su correcto aprendizaje. De lo contrario, nos encontraremos con muchos obstáculos que pueden tirar por la borda nuestros más sinceros propósitos. Si no tienes posibilidad de hacer un curso presencial con un maestro cualificado o necesitas mucha flexibilidad de tiempo y lugar, puedes empezar con meditaciones guiadas on line que te vayan dirigiendo paso a paso. Es muy aconsejable que vayan acompañadas del apoyo de un instructor al que puedas dirigir las dudas que te vaya surgiendo, al menos durante las primeras semanas.
- El segundo aspecto a tener en cuenta es que la meditación, como todo entrenamiento, puede ocasionar “agujetas”. Estas agujetas o “boicots mentales” suelen aparecer durante los primeros días o semanas de práctica, normalmente hasta que ésta se ha convertido en un hábito y observamos claramente los beneficios en nuestra vida. Una vez superada esta fase inicial, te sentirás tan bien que será difícil que abandones.
Vamos a ver cuáles son las agujetas más habituales que pueden impedir que establezcamos nuestra rutina. A mi me gusta referirme a “pensamientos boicoteadores”, ya que son pensamientos sin fundamento, cuyo único propósito es hacernos abandonar. La mente tiene una inercia y no le gustan los cambios. Al igual que cuando empezamos a entrenar nuestro cuerpo observamos que “se queja”, la mente también lo hace a su manera. Tú sabes que es bueno para ti, que lo necesitas, así que conozcamos las supuestas quejas, hagamos oídos sordos y cojamos las riendas
1. No tengo tiempo
“¡No me da la vida!”… ¡Pues claro! Por eso vas a meditar 😉
Tenemos una agenda tan apretada, que sólo la idea de sacar unos minutos al día nos parece una misión imposible. La buena noticia es que no solamente es posible, sino que una de las principales ventajas de establecer una rutina de meditación es que sacaremos mucho más tiempo durante el día.
La meditación aumenta considerablemente nuestra capacidad de concentración y de permanecer presentes, aquí y ahora. Recuerda que el ser humano tiene una media de entre 60.000 y 80.000 pensamientos diarios, de los cuáles el 90% es repetido de días anteriores. Nos pasamos la mayor parte del día perdiendo el tiempo en pensamientos que no nos aportan nada, y que nos impiden enfocarnos en lo que realmente es importante.
La cantidad de tiempo extra que se obtiene con una mente entrenada es muy elevada.
2. Juicios
Se podrían escribir libros con los juicios o prejuicios que nos pueden asaltar…
- “Esto me suena a rollo religioso”.
No lo es - “¿Y esta chorrada dicen que cambia la vida?”.
Sí, la cambia - “Esto es para vegetarianos y hippies”.
Puedes comerte un chuletón enfundado en un traje de Armani
… No es posible dar respuesta a la cantidad de juicios infundados que surgen en relación con la meditación. Con el tiempo, por tu propia experiencia personal, se irán disipando todas tus dudas 😉
3. Impaciencia
Una de las preguntas que me hacen los alumnos con más frecuencia es cuánto tiempo van a tardar en alcanzar la paz interior, adelgazar, mejorar sus relaciones o cualquier objetivo que les haya llevado a iniciar este camino de autodescubrimiento.
Ponerse metas y expectativas lo único que consigue es ralentizar el proceso. De hecho, los resultados son inversamente proporcionales a la impaciencia. Cada persona tiene su ritmo. Si me preguntan, ¿cuánto tiempo se tarda en llegar a Barcelona? Lo único que puedo decir es que depende de donde partas. No es lo mismo si sales desde Cádiz que si partes de Tarragona. Lo importante es que, estés donde estés, vas a avanzar y los resultados irán apareciendo de forma natural. Empieza a andar y disfruta del paisaje que te vayas encontrando.
4. ¡Ya lo he conseguido! Ahora, ¡a otra cosa!
La mayoría de las personas observan resultados relevantes desde el principio. Muchas se sienten realmente bien en relativamente poco tiempo y creen que ya pueden reemplazar la rutina de meditación por un episodio de Juego de Tronos.
Si ya te sientes bien, te sentirás mejor si continuas (y sacarás tiempo para no renunciar a tu serie favorita ;). Por otro lado, si lo dejas, la inercia mental te irá llevando de nuevo al punto de inicio. Es una cuestión de entropía.
Cuando le preguntaron a un gran maestro por el gran secreto del éxito en la meditación, éste simplemente respondió: “Empieza y continúa”.
Aunque te puedes encontrar con algunas más (obsérvalas, son muy divertidas), éstas son las agujetas más comunes a la hora de tomarse un tiempo para sentarse a meditar. También pueden aparecer otros boicots mentales durante el propio proceso de meditación, sobre todo en relación a la cantidad de pensamientos que nos asaltan, y de los que hablaremos en el próximo artículo.
Si te descubres secuestrado por una de ellas, simplemente date cuenta y no permitas el boicot. Pocas cosas merecen más la pena que establecer una rutina diaria de meditación. ¡Descúbrelo por ti mismo!