Meditar no es perjudicial

Te contamos la verdad sobre esta información que se ha difundido y que nada tiene que ver con la realidad de esta práctica
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“Meditar puede ser perjudicial”. Este es el titular de algunas publicaciones en Internet. La realidad es que esto es falso y tiene una explicación muy lógica…

¿Por qué afirman en algunos medios que la meditación puede generar el efecto contrario al perseguido?

Generalmente estos artículos versan sobre estudios de caso; es decir: se basan en los reportes de personas concretas que dicen haber tenido “malas experiencias” con la práctica sentada de meditación.
Si ahondamos en los testimonios de dichas personas, apreciamos que lo que reconocen es una mayor ansiedad durante la práctica (u otras sensaciones como ahogamiento, calor abrumador, etc.).

¿Qué es lo que realmente está ocurriendo?

Cuando por primera vez tomamos la decisión de sentarnos en silencio y con los ojos cerrados, empezamos a ser más conscientes de un territorio inexplorado hasta ese momento: nuestro interior. Al desviar la mirada desde fuera hacia dentro, lo que ocurre es que nos damos cuenta de todo lo que ocurría mientras estábamos distraídos. Si vivíamos con ansiedad, al sentarnos en silencio y con los ojos cerrados, probablemente empecemos a tomar consciencia de ella (el primer paso para hacer algo al respecto). Hasta entonces, para nosotros era algo “normal”, “soportable”… Como si hubiésemos estado toda la vida con una campana extractora encendida dentro de nosotros. ¡Y pensábamos que el ruido lo hacía el vecino!

Es decir: no aparece nada nuevo durante la meditación, sólo se hace consciente lo que ya estaba ahí.

Como Instructores o maestros de meditación, prevenimos a las personas de que esto es algo normal, y de que precisamente ese “tomar consciencia” va a permitirnos ser cada vez más responsables de nuestra experiencia de vida: más libres, más felices, más conscientes.

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