Síntomas y consecuencias del estrés en la mujer

¿Sabes si existen diferencias entre el estrés que padecen hombres y mujeres? Te explicamos cuáles son y los síntomas más relevantes que ponen de manifiesto este estado.
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El ritmo de vida al que nos somete nuestra sociedad actual puede llevarnos a estados de estrés y ansiedad, alejándonos de la sensación de felicidad y armonía que todos anhelamos. Este estado, además, se ve acentuado en el caso de la mujer. Existen importantes estudios científicos que demuestran las abundantes diferencias que presenta el estrés entre hombres y mujeres, revelando que los síntomas del estrés en la mujer son especiales. Fisiológicamente, las mujeres son más propensas, por distintas razones: sufren mayores y más frecuentes cambios hormonales que los hombres, además de que el cerebro femenino está más predispuesto a desencadenar procesos que desembocan en estados de estrés y ansiedad.

También existen razones sociales que sitúan a la mujer en una posición más susceptible, debido a todas las exigencias asociadas al rol femenino, que nos exponen aún más a sufrir estados de estrés:

  • Mayor presión laboral
  • Cargas familiares
  • Responsabilidades del hogar que, generalmente, aún la mujer soporta en mayor proporción respecto a los hombres.

Son muchos los síntomas del estrés en la mujer y muy diversos y, si la situación se alarga, pueden aparecer consecuencias verdaderamente graves para la salud y calidad de vida. Las primeras señales más frecuentes que manifiesta el estrés femenino son:

  • Insomnio y fatiga o cansancio crónico
  • Pérdida del apetito o, por el contrario, aumento de éste debido a un aumento de la ansiedad
  • Frustración, irritabilidad e inseguridad, que genera sensación de incomodidad en situaciones sociales, o incluso, temor social
  • Pérdida del apetito sexual.

También aparecen otros síntomas y consecuencias del estrés femenino a nivel físico derivados del mecanismos fisiológico de “lucha/huida” que se activa en nuestro organismo:

  • Dolor de cabeza frecuente
  • Dolores en cuello, espalda y pecho
  • Aparición de contracturas musculares, debido a la tensión acumulada
  • Reducción de la memoria
  • Sudoración, mareos…

Incluso, en estados de estrés más agudo, pueden presentarse síntomas más graves:

  • Trastornos en el aparato digestivo, como acidez, espasmos esofágicos (dificultad para tragar la comida), espasmos gástricos, estreñimiento o diarreas
  • Debilitamiento del sistema inmunológico
  • Problemas cardiacos
  • Descalcificación ósea
  • Alteraciones en el ciclo menstrual, con síntomas como la amenorrea (desaparición de la menstruación), sangrados intermenstruales
  • Vaginismo (coíto doloroso), anorgasmia o inhibición de la excitación sexual
  • Infertilidad.

Si este estado se prolonga y no se atiende correctamente, podría cronificarse, derivando en otros síntomas y consecuencias del estrés de mayor peligro para la salud: infertilidad crónica, enfermedades como la anorexia o la bulimia, o patologías de la salud mental graves como la neurosis de ansiedad o psicosis depresiva.

Es fundamental tomar medidas para combatir el estrés femenino, como realizar técnicas de relajación, practicar algún deporte, o iniciarte en alguna actividad motivadora. Uno de los más potentes antídotos contra el estrés, con excelentes resultados demostrados científicamente, es incorporar la práctica de la Meditación a tu rutina diaria, brindando una extraordinaria mejora a tu salud y calidad de vida.

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