El otro día escuchando a un periodista, en un debate televisivo, me sorprendió una frase que me pareció muy interesante: “Hay personas que, en vez de dejar huella, dejan mancha”
Y es que ¡no es lo mismo dejar un beso que una herida en alguien!
Cuando vamos con una actitud positiva, cuando vamos con agradecimiento por la vida con todo aquel que nos encontramos es cuando dejamos una buena impresión en el otro y viceversa.
Todas las personas que te encuentras a lo largo de tus días, dejará sello en ti si su estela está basada en el amor. Sin embargo, cuando nos toca un día, o una temporada, gris en la que muchas veces no nos aguantamos ni nosotros, en esos momentos llegamos a dejar una herida, de las que pueden dejar cicatriz…
De estas situaciones no solemos librarnos ninguno y me ha servido como tema de reflexión para ponerme como objetivo el procurar que mi paso en la vida de los demás sea más cercano a la huella que a la mancha.
Para ello es importante dejar el piloto automático en las relaciones con los demás y disfrutar cada momento con atención plena. Yo desde luego voy a proponérmelo…
Y tú ¿te apuntas conmigo a mejorar nuestro impacto en el otro?
