Hace algo más de un mes que nació mi segunda nieta, Diana. Completamente diferente a su hermana, muy observadora y tiene pinta de que va a ser muy lista.
A pesar de dedicarle menos tiempo que a Ari, por cuestiones obvias de logística, cada vez que la tengo en mis brazos siento una sensación de ternura infinita, de ese amor incondicional que se da con los hijos y los nietos… que reconozco cuando me mira a los ojos y me traspasa, con esa mirada limpia y profunda… ¡ya hay otra personita que me ha robado el corazón desde la primera vez que cruzamos nuestra mirada, a la par que me agarraba el dedo con fuerza!
Me ha pasado con todas las personas que quiero, con mis hijos, mis nietas, me pasa con mi familia y también con mis amigos. Cada uno tiene su parcela. No hay dos por los que sienta lo mismo y, al mismo tiempo, todos los sentimientos son de intensidad máxima…
Diana, ya has entrado en mi vida y ahí estarás por siempre y te querré más allá del universo… Tu abu.
Y a ti ¿también te pasa?