Mis conversaciones contigo. Cuestión de respeto

A veces, respetar los silencios del otro es la mayor forma de conexión. Escuchar sin invadir, acompañar sin exigir.
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El otro día quedé con una amiga que hacía tiempo que no veía y me dijo que quería compartir algo que le preocupaba, para que le diera mi opinión.

Venía enfadada porque le había pasado en varias ocasiones que una conocida que la había bombardeado con preguntas sobre su vida privada, como si fuera una maestra de primaria que quisiera pillarla desprevenida… 

Además, me decía, no hacía eco de las respuestas evasivas o los cambios de tercio que ella intentaba hacer para desviar la conversación.

Para colmo, continuó en su exposición, le daba la sensación de que su conocida creía que sabía más de su vida y de sus intereses que ella misma… absurdo.

En uno de estos interrogantes, sintió una punzada y le faltó un plis plas para darle un corte y terminar con el problema de raíz.

No lo hizo porque tenían relaciones comunes que se sentirían incómodas si ella se distanciaba.

Al final, las dos estábamos de acuerdo en que cada persona es diferente y que, muchas veces, creemos que los demás se rigen por nuestras expectativas y que los valores o las formas de ser son similares.

No.

Puedes ser extrovertida o reservada, incluso puedes querer o no contarle a una persona tus intimidades y está bien cualquiera de las dos opciones. Lo importante es el respeto a que el otro sea diferente y a que decida algo diferente a lo que opinas tú, incluso a dar la callada por respuesta.

Los juicios e interpretaciones que damos a los comentarios o vivencias de otra persona pueden no tener nada que ver con la realidad. Por eso, en las relaciones, es mejor dejar las expectativas en casa y sólo estar atentos, con escucha amorosa, cuando quieran compartir algo con nosotros

Y tú ¿te has sentido incómoda en alguna situación parecida?

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