Vivir sin Ataduras: cómo evitar caer en la Manipulación

Quizá ni te hayas percatado de que hay ocasiones en las que manipulas o en las que eres manipulado. Lo tenemos tan normalizado que no nos damos cuenta. Aprende a detectarlo y evitarlo con estas sencillas recomendaciones
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Las personas estamos constantemente manipulando y siendo manipuladas. La mayoría de las veces no somos conscientes de ello, porque se ha convertido en una respuesta completamente automática. Sin embargo, manipulando y dejándonos manipular, estamos atentando contra la libertad, tanto propia como ajena.

¿Por qué manipulamos?

Las personas actuamos de la mejor forma que sabemos a cada momento, aunque esto no significa que siempre lo hagamos de forma “correcta”.

Tenemos una gran parte animal y nuestro objetivo se basa en buscar el placer y evitar el dolor. Cuando tomamos una decisión, valoramos los pros y los contras y nos colocamos en una postura “imparcial”. Sin embargo, a pesar de que nos consideremos en gran medida “racionales”, todavía estamos muy lejos de actuar de forma 100% intelectual, racional o lógica. Nos guiamos por nuestras emociones y por las reacciones automáticas que venimos perfeccionando desde hace años. ¿Desde cuándo manipulamos? Ya en la más tierna infancia observamos conductas de manipulación exageradas por parte de los más pequeños. El ejemplo claro es la típica escena en la que el padre o la madre se aleja y el niño comienza a llorar desconsoladamente. En cuanto vuelve, parece que su expresión emocional cambia drásticamente: no hay ni rastro de llanto ni desconsuelo. Lo mismo ocurre (aunque más sofisticado) con niños algo más mayores cuando quieren algo y los padres se niegan a comprarlo; como solemos decir “se cogen una rabieta”. Todo esto es manipulación. En el caso de los bebés, al no tener otra forma de comunicar aquello que sienten y quieren, es completamente comprensible que recurran a estas estrategias. Sin embargo, nosotros contamos con una enorme gama de comportamientos que nos permitan liberarnos de la manipulación.

¿Qué ocurre cuando caemos en la manipulación?

Las personas acabamos por sentirnos incómodas, angustiadas y con una profunda sensación de impotencia y de pérdida de control de nuestra vida. Si alguna vez te has sentido así, sabrás de lo que hablo. Esto ocurre por el bucle de manipulación y auto-manipulación en el que nos encontramos inmersas a lo largo del día. De hecho, la manipulación ha llevado (y lleva) a grandes catástrofes a nivel mundial: desde el maltrato hasta los genocidios y a la formación de grupos terroristas, todo de la mano del odio y la manipulación.
Como es lógico, no todo el mundo es un buen manipulador/a, pero eso no significa que sea menos dañino. Al final es una espiral de la que todas somos partícipes y es necesario romper el círculo desde hoy. Se trata de tomar una simple decisión…

¿Cómo evitamos que nos manipulen?

Existen cuatro tipos de manipulación: la adulación, la hostilidad, la desatención (como castigo) y el victimismo. Cuando utilizamos una de estas estrategias lo que hacemos es “jugar un papelón”. Cuando pretendo suscitar atención y culpabilidad, juego el papel de víctima; cuando mi intención es intimidar para conseguir mis objetivos, juego el papel de verdugo, etc.

Para evitar caer en la manipulación de otro, sólo debemos seguir 3 sencillos pasos:

1. Identifica cuándo está jugando un papel

El/la manipulador@ está demandando algo de ti. Date cuenta de cuándo se convierte en un actor para conseguir aquello que quiere. Identifica cuál es su papel (verdugo, víctima, adulador…) y la forma de manipulación que le sigue.

2. Ten compasión y sonríe

Para que el teatro pierda el poder sobre ti y seas Tú quien lo recupere, lo más importante es quitar hierro a la situación. La sonrisa rompe inmediatamente los patrones de conducta condicionados. Tienes delante a una estrella de Hollywood, has visto el teatro como una espectadora, y no desde dentro. ¡Sonríe! No se trata de soltar una carcajada sarcástica (la persona que te está tratando de manipular probablemente no se haya leído este artículo y quedará perpleja); se trata de una sonrisa interna amable y juguetona. Estás entendiendo que somos seres humanos, que esos papeles los jugamos todos, y que cada uno lo hace lo mejor que puede o sabe. Pero te has dado cuenta de la manipulación, en esta ocasión, y tienes la intención de resolverlo con amabilidad.

3. Respira y actúa

Ahora que ya has identificado el papelón, que has encontrado el absurdo, es el momento de pasar a la acción consciente. Ahora es el momento de ejecutar una respuesta libre, sin ataduras ni para ti ni para los demás. Es el momento de enseñarle a la otra persona que no eres víctima de ninguna manipulación, pero que estás ahí para escucharla y negociar un trato justo.

Como es lógico, interrumpir el bucle de la manipulación también implica dejar de manipular. Estas mismas claves las puedes utilizar para observarte a ti mismo como actor y, desde la compasión hacia ti mismo, tomar la decisión de empezar a actuar de otra manera, más consciente y eficaz. Muchos podréis estar pensando: “Bueno, yo manipulo, como todo el mundo, pero eso no significa que lo haga con maldad. ¿Por qué debería cambiarlo?”. No hablamos de maldad, hablamos de inconsciencia. Ahora que ya sabes que tienes otra opción, tal vez decidas actuar de otro modo. Nunca olvides que, a través de la manipulación, minamos la capacidad de decidir del otro: quebrantamos una libertad a la que todos tenemos derecho. Al evitar caer en la manipulación (como actor y como víctima) reforzamos el vínculo de afecto con los demás y podemos forjar relaciones más auténticas y prósperas.

Las personas respondemos bien cuando nos sentimos libres. ¡Atrévete a vivir y a dejar vivir sin ataduras!

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