¿Cómo saber que estás tomando la decisión correcta?

A menudo tendemos a cuestionarnos si las decisiones que hemos tomado son las adecuadas. No existen las decisiones incorrectas y la clave para tomar la mejor decisión está en ti. La atención plena y el cerebro del corazón nos ayudarán a saberlo. ¿Quieres saber cómo?
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Vivimos atrapados en los “y si…”, en el “si hubiese… habría…”, y en los “debería”. ¿Acaso no podemos tener la absoluta certeza de que estamos tomando la decisión adecuada hasta que vemos las consecuencias? ¿Cómo garantizamos que aquello que escogemos es lo más adecuado para nosotros en este momento?

Tengo dos noticias: una buena y una mejor… La primera de ellas es que sí existe una forma de saber qué decisión tomar a cada momento. Pero, no. No consiste en valorar los pros y los contras de la opción A y la opción B; es mucho más sencillo y más poderoso que eso.

¿Sabías que existen neuronas en el corazón? Es decir, el corazón también tiene cerebro; es también un órgano inteligente. De hecho, según la investigadora Annie Marquier “Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas”.

Todavía no hemos descubierto todo el potencial de nuestro corazón. Generalmente, solemos utilizar la cabeza, la parte “racional” (o eso creemos), porque tendemos a pensar que esta no comete errores. Sin embargo, nos quedamos paralizados en nuestro análisis: retomamos la historia una y otra vez en bucle sin salida; acudimos a los demás, para que nos den sus opiniones. Básicamente, lo que hacemos es guiarnos por nuestras creencias condicionadas, y también por las de los demás.

Sin embargo, contamos con un arma muy poderosa que todavía no hemos descubierto: nuestro corazón. Este no alberga todos los recuerdos que nos distorsionan la visión de la realidad. No guarda rencor ni culpa. Este vela por nuestro bienestar y no trata de llevar razón a toda costa, pues esta necesidad nos lleva muchas veces a sacrificar cosas valiosas. ¿Qué mejor recurso para tomar decisiones que nuestro corazón? Lo único que tenemos que hacer es escucharle.

Cómo tomar decisiones con el corazón

1. Imagina que ya has tomado la decisión

Imagina que has de tomar una decisión entre dos opciones, la opción A y la opción B. Cierra los ojos e imagina que ya has tomado la decisión A (por ejemplo, habiendo tomado la decisión de dejar tu actual trabajo, pareja…). Utiliza tu imaginación para sentir que ya has procedido con esa decisión. Ya es un hecho.

2. Escucha la reacción de tu corazón

Y lleva tu atención a las sensaciones de comodidad o incomodidad que se presenten en tu corazón y en tu cuerpo.
Lo único que debes hacer es escuchar la reacción de tu corazón ante esa situación, las señales de comodidad o incomodidad que se presentan. Ya has tomado la decisión, es inamovible. ¿Qué te dice tu corazón con la opción A?
Haz el mismo proceso con la opción B.
No existe una “buena” y una “mala” respuesta, pero si escuchas con atención, sabrás cuál es la tuya…

3. Confía

Lo único que nos pide a cambio es confianza porque, en cuanto nos da la respuesta, la mente interviene. La claridad que nos ha dado se torna de nuevo en confusión, en un intento de volver a analizar de forma lógica la situación. Pero este proceso ya lo has estado utilizando durante mucho tiempo y ¡no ha funcionado! Confía en la respuesta de tu corazón.

Antes dije que tenía dos noticias. Pues aquí va la mejor… No existe la decisión incorrecta. De lo que te acabas dando cuenta, al final, es que la decisión “correcta” o “incorrecta” es una ilusión: absolutamente todo lo que experimentamos es lo mejor que nos podría haber pasado, aunque en un principio no podamos entenderlo.

Lo “correcto” o lo “incorrecto” son etiquetas mentales. No existen esos conceptos en la naturaleza. Si nos paramos a pensar en la biología, en la física… Nos damos cuenta de que el mundo es sencillamente perfecto. ¿Cómo es posible que un conjunto de células dé vida a un ser vivo? ¿Cómo se coordinan de forma tan perfecta? ¿Cómo puede ser que, incluso cuando algo no funciona como de costumbre, siempre se mantenga el equilibrio en el planeta y en el Universo infinito? Si observamos con plena atención, nos damos cuenta de que existen cosas que se escapan a nuestra comprensión, que el mundo está demasiado bien pensado como para llegar nosotros y decir un día: “esto no debería haber sido así” o “¿y si hubiese sido de otra forma?”.

Lo “incorrecto” no cabe aquí… No tendría sentido pensar que en realidad cometemos tantos “errores” como decimos cometer. Si no, ¿cómo podría seguir todo esto operando? Si todos los seres humanos del planeta metiesen la pata cada dos por tres (que es lo que solemos pensar)… ¿Cómo podría seguir el universo en funcionamiento?

No podemos afirmar que existe una decisión incorrecta, pues tomes la que tomes, podemos asegurar que lo será. No hay otra opción. Lo que sí podemos hacer es tomar una decisión que nos haga sentir bien y que sea coherente con nuestros valores. Es por esto que la clave para tomar la mejor decisión, está únicamente en ti. Sólo cabe preguntarte: ¿cómo me siento? Y, si escuchas con Atención Plena, libre de condicionamientos mentales y de creencias pasadas, encontrarás la respuesta… Tú respuesta.

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