Se me escapa el verano de las manos, poco a poco, sin darme cuenta, como si fuera la arena o el agua del mar entre los dedos…
El tiempo sigue su curso y no para… tic tac, tic tac…
A veces pasa muy rápido, como de puntillas. Otras parece que a las manecillas del reloj les cuesta avanzar. Ambas ideas son una pura sensación que se une, inevitablemente, a la experiencia que estás viviendo en ese momento.
Me gustaría poder tener el poder para que los momentos agradables me durasen mucho y el tiempo desagradable pasara rápido… Es imposible, una quimera.
Aunque lo que sí puedo hacer es vivir el momento plenamente para equilibrar la forma de vivirlo lo más vehemente posible.
Eso es la vida. No recordar ni presagiar, sino existir en el ahora, aceptando lo que nos depare.
Y a ti ¿se te escapa el tiempo de las manos o lo sientes como un metal pesado?