Llevo todo el verano escuchando que viene una hora de calor, que lo normal en estas fechas es tener tal o cual temperatura, que lo habitual en el norte es que llueva y que en el sur haya sequía… etcétera.
Y me puse a pensar que, efectivamente, si lo unimos a lo que nos pasa a nosotros en la vida, lo cómodo es lo conocido y cuando salimos de ahí, vamos fuera de nuestra zona de confort, que no quiere decir confortable sino rutinaria. Nos cuesta cambiarlo, aunque sepamos que es necesario optar por otra alternativa y nos quejamos o esperamos que varíe la situación, la persona o el comportamiento…
En realidad, no nos estamos dando cuenta de que cada momento es único y que si viene de una manera determinada es para algo, ya sea para que aprendamos a vivir esa situación de otra forma, con otro clima, con otro talante o sin las expectativas creadas por la inercia algunas veces…
La vida la vamos creando en cada instante y, para poder disfrutarla, lo mejor es aceptarla tal cual es intentando no juzgarla…
No quiero decir que no se tengan proyectos o se tomen decisiones, por supuesto… o que no se utilice el pasado para obtener recursos, no. Sino que, para nuestra propia paz interior, vivamos esa circunstancia de la mejor manera posible.
Como dirían mis padres: “al mal tiempo, buena cara”. ¡Se nota que eran asturianos!
Y tú, ¿cómo reaccionas cuando las cosas no salen según tu interés?