Mis conversaciones con Ari. Conviviendo con la alegría

Yo creo que hemos venido aquí a disfrutar y a ser felices, y cuando nos salimos de este objetivo es porque nos aferramos a cosas materiales o pensamientos inútiles y recurrentes.
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email

Este verano pasaron unos días en Gijón mi nieta Ari con sus padres. Tenerla en casa desde el primer minuto de la mañana me ha llevado directamente a vivir completamente en mindfulness. Cada momento era intenso y la alegría irradiaba todos los espacios.

Había veces que Ari se enfadaba porque quería algo en ese instante. Tenía un propósito claro y, si no lo conseguía, lo demostraba con quejas. Al mismo tiempo, era capaz de soltar ese objetivo para alcanzar otro con la misma facilidad y sin darle más vueltas.

Entonces me di cuenta de que muchas veces nos aferramos a situaciones, relaciones, objetos, pensamientos, creencias…  que son imposibles. Y al no conseguir nuestro objetivo nos ponemos de mal humor, tristes o enfadados sin darnos cuenta de que no tiene ningún sentido.

Yo creo que hemos venido aquí a disfrutar y a ser felices, y cuando nos salimos de este propósito es porque nos aferramos a cosas materiales o pensamientos inútiles y recurrentes. Es ahí cuando dejamos de estar en el ahora, para vivir en el pasado o en el futuro, en función de si lo que queremos ya ha ocurrido y queremos conservarlo o si lo que deseamos aún no ha aparecido y queremos conseguirlo.

En cualquiera de estas dos opciones no poseeremos bienestar al no valorar lo que tenemos, lo que realmente existe en el momento que estamos viviendo.

Por lo tanto, agradezco a Ari el recordarme qué es lo verdaderamente importante: el amor que transmite, su sonrisa que ilumina todo, la alegría por vivir, por disfrutar cada segundo. Espero que siga siendo así, dando más amor, incluso, del que recibe, viviendo el momento y disfrutando de cada instante.

Y tú ¿con qué emoción prefieres convivir?

Compartir
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email
Descubre más

Artículos de interés