Llevamos tiempo planeando la Semana Santa para volver al lugar en el que mi marido y yo nos conocimos.
Por diferentes circunstancias, que parecían una carrera de obstáculos, se ha ido posponiendo la fecha de salida, aunque, al final, todo ha salido bien.
Seguimos creyendo que tenemos algún mínimo control en la vida, sin darnos cuenta de que ésta tiene su propio ritmo y sus propios planes, con los que a veces coincidimos y otras veces no, independientemente de lo que pensemos en cada momento.
El pensamiento está en nuestra mente. Lo podemos observar y redirigir (esa es la buena noticia) y, aunque esto no produzca variación en nada externo ya que las circunstancias son las que son, nos daremos cuenta de que tampoco será necesario.
Nuestras reflexiones pueden ser nuestras mayores aliadas o nuestras peores enemigas, dependiendo en dónde pongamos nuestra atención.
Y tú ¿en qué estás depositando tu atención ahora?