La vuelta de estas navidades ha sido diferente a la mayoría de las de mi vida. Han ocurrido ciertas circunstancias, entre ellas cuestiones de salud, que me han bajado mucho el tono vital.
La consecuencia es que me siento instalada en la pereza y eso significa que, de alguna manera, no me apetece hacer nada, no estoy motivada para la acción, sobre todo por las tardes. El estar jubilada de mi trabajo principal, en el que invertía mucho tiempo y dedicación, no me ayuda.
Ayer quedé con una íntima amiga a tomar algo y causalmente, como no puede ser de otra manera, empezamos a hablar de estos temas y nos dimos cuenta de que nos sentíamos igual.
Desde muy jóvenes hemos estado unidas en proyectos comunes de trabajo y, poco a poco, sin saber muy bien cómo, decidimos crear algo que nos hiciera levantarnos por la mañana con ilusión. Tener en esta época un nuevo motor en la vida…
Nos pusimos a ello mano a mano y nos dieron las dos de la mañana esbozando las directrices generales de lo que vamos a hacer juntas…
La vida te propone constantemente posibilidades para el cambio y la transformación, lo importante es estar atentos para que no pasen de puntillas por tu lado y podamos cazarlas al vuelo…
Veinticuatro horas después de esta situación puedo decir que ya he empezado a pedalear…
Y tú, ¿has tenido esta sensación de estar instalada en la pereza alguna vez?