Mis conversaciones con Ari. Disfrutando del momento.

Mantenernos presentes nos da la posibilidad de disfrutar plenamente de todo aquello que estamos viviendo en cada momento. Esta semana Paloma nos cuenta su experiencia a través de sus vivencias con Ari, su nieta.
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El artículo de la semana pasada estaba enfocado a los agradecimientos por situaciones vividas durante el último año.

Si tuviera que elegir uno de los motivos por el que mi agradecimiento es más profundo en esta época de la vida, sería el compartir tiempo con Ari, mi nieta. Ella me recuerda a cada instante que solo existe el presente que, como no puede ser de otra manera, significa regalo y eso es ella para mí.

Su curiosidad por todo, su perenne sonrisa, su frescura, la capacidad de hacernos saber lo que quiere y lo que no, con apenas 9 meses de edad, me tiene ensimismada cada vez que la veo.

La verdad es que cuando somos más jóvenes y tenemos hijos, los queremos una barbaridad… aunque al ser nóveles en el asunto hace que nos confundamos en alguna que otra área con ellos, ya que solemos estar a medias al entremezclarse muchas imposiciones con poco tiempo libre. Y hablo por mí.

Si añadimos a que en esas edades el trabajo, sobre todo si eres autónoma como yo, requiere de muchas horas y esfuerzo… las responsabilidades se nos amontonan:  hijos, profesión, familia creada y de origen, amigos… El tiempo parece que encoge y dejamos de disfrutar las cosas en todo su esplendor.

El poder saborear esta realidad con Ari con más tiempo y menos exigencias, origina que pueda aprovechar plenamente cada oportunidad de estar a su lado.

Al observarla, recuerdo a mis hijos, a mis sobrinos o a los hijos de amigas entrañables cuando tenían estas edades y me doy cuenta de que, si pudiera volver a vivirlo otra vez, solamente cambiaría la calidad del tiempo empleado, con dedicación al cien por cien en cada instante que conviví con ellos.

A mí me encantan los niños y, además de los cercanos, he compartido muchas vivencias con alumnos que también han sido una parte importante de mi vida.

Ahora, en esta etapa, como un regalo caído del cielo, tengo la posibilidad de revivir cada segundo que esté con Ari lo que me hace sentir que este periodo sea único e irrepetible.

No miro hacia el futuro ni hacia el pasado. Tampoco dejo de hacer otras actividades que me apasionan, no.  Ari es una devoción, no una obligación. El estar en su desarrollo es una prioridad para mí.  

Lo único que ha cambiado desde entonces hasta ahora es estar presente en cada momento. Por eso otra de mis preferencias actuales es: vivir plenamente siendo consciente de dónde y con quien estoy.

Y tú ¿estás presente en lo que decides estar?

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