En breve vuelve a ser mi cumpleaños y rememorando el año solamente tengo motivos de agradecimiento y bendiciones para todo lo ocurrido en este tiempo.
Comenzó con una fiesta sorpresa ideada por mi hermana y mi hija que, consensuada y apoyada por el resto de mi familia y amigos, fue una sensación muy agradable que guardo en mi corazón y recuerdo a diario, pues el cartel de felicitación sigue en mi salón desde aquel día.
Durante este periodo también he tenido la suerte de realizar varios viajes, algunos hacia mi interior en retiros espirituales y otros con familia o amigos que han alimentado tanto mi cuerpo como mi espíritu. De todos he obtenido paz, diversión y aprendizaje.
Me siento agradecida a la vida. Mi actitud ha estado en todo momento en la idea de soltar expectativas y aceptar lo que llegase. La verdad es que me ha ayudado a vivir cada instante desde la serenidad.
Hace poco he tenido otra sorpresa por motivo de mi despedida del colegio con el que he colaborado durante los últimos cuarenta años. El último día mis compañeros quisieron demostrarme su cariño por todos los momentos compartidos y la emoción que sentí la llevo aún en mi corazón.
Sin duda en este ciclo ha habido momentos desagradables o que, de haber podido, no los hubiera elegido. Y también ha habido circunstancias en que las emociones sentidas han sido dolorosas. En esas etapas, el sentirlas plenamente hasta que desaparecían y la meditación han sido mis aliadas.
Me llevo grandes enseñanzas que permiten a mi corazón estar pleno de gratitud por todo este tiempo compartido con familia, amigos, compañeros de trabajo, alumnos y sus familias e incluso personas desconocidas, que han tenido su significado al compartir talleres de crecimiento personal o situaciones cotidianas.
Envío todo mi cariño a cada uno de los corazones con los que he tenido la suerte de convivir en algún momento de este año.
Y tú ¿también tienes mucho que agradecer?