Mis conversaciones con mi coachee. Cómo ir a Roma

Seguramente todos nos hemos planteado cambiar algo de nosotros o nuestra vida en un determinado momento, pero, ¿te has planteado alguna vez cómo hacemos esos cambios?
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Ayer empecé sesiones con una nueva coachee. Estaba nerviosa y, sobre todo, su mayor angustia era que pensaba que no sabía cómo empezar, no creía si iba a ser posible su transformación, pues quería cambiar muchas cosas de su entorno y no tenía claro cuál era el camino.

La escuché atentamente y cuando terminó le dije: “Como dice el refrán, hay muchos caminos para llegar a Roma. No existe uno solo.  Además, puedes ir de muchas maneras: en coche, en tren, en autobús, en avión, en barco, incluso andando…  Eso lo decides tú, así como eliges las paradas que haces en el camino…  Lo importante es tener claro un objetivo, en este caso Roma, y cómo vayas y lo que elijas seguramente será lo mejor para ti, porque como mínimo te conllevará un aprendizaje importante para tu vida”

Siempre se puede elegir, por lo tanto, el cambio lo determinará la actitud que adoptes.

Así ocurre con todos los aprendizajes que asumimos. Hay veces que la experiencia es agradable, nos divierte o nos hace estar más alegres o felices. Sin embargo, en otras ocasiones la lección parte de un suceso desagradable, que conlleva dolor o malestar…

Lo que nos queda es descubrir el mensaje. Lo importante es que extraigamos la esencia y dejemos la situación donde ocurrió, sin llevarla a nuestro presente cada vez que recordemos lo que aconteció.

El cambio consiste en aceptar, con una buena actitud, lo que nos sucede y elegir qué hacer en la próxima ocasión.

Y tú ¿sabes qué tipo de transporte vas a utilizar?

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