Mis conversaciones conmigo 64. Despedida

Esta semana acompañamos a Paloma en una tierna y maravillosa despedida. ¡Finaliza una etapa apasionante, pero otra comienza!
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email

Este año, como siempre a finales de mayo, me despido de mis alumnos. El último día les invito a comentarme cómo ha ido el curso, diciéndome lo que más les ha gustado y lo que creen que se puede mejorar. Además, en esa jornada les añado una pequeña sorpresa, como agradecimiento al esfuerzo realizado en mis clases.

Esta vez tiene una connotación especial para mí, puesto que es mi último año de ejercicio de la profesión en el colegio, ya que me jubilan por edad, es decir no es elegido por mí.

En esta ocasión, quiero hacerles un regalo especial, transmitiéndoles lo que siempre ha estado de fondo en las sesiones como el amor, la expresión de las emociones, los valores, el esfuerzo, la aceptación, el coraje… entre otros, para subsanar las dificultades de aprendizaje que cada cual tuviera y que me recuerdan a mí de niña, pues también me sentía como ellos cuando estaba en el colegio.

Por lo tanto, además de algunos dulces, he decidido darles tres obsequios. Cada uno lleva en sí un mensaje específico que me gustaría que tuviesen presente.

El primer detalle es un lápiz con goma en el extremo, con la intención de que tengan claro que en su historia de vida pueden escribir lo que quieran sabiendo que, si en algún momento quieren cambiar de opinión o corregir un pequeño error, pueden dar la vuelta al lápiz para borrarlo y continuar escribiendo un nuevo capítulo en ese mismo momento sin mayor problema.

El segundo regalo consiste en una pequeña libreta, con el fin de que tengan un lugar donde dejar escritas las tareas pendientes para liberar su mente y dejar espacio para abrazar, con toda su capacidad de atención, cada experiencia que la vida les ofrezca.

Por último, hay una pequeña pelota “saltarina”, de las que rebotan alto y brillan en la oscuridad, para que sepan que así son ellos, que tienen luz propia que brilla en la sombra. Que recuerden que cada uno tiene un color y una forma de irradiar diferente y que, además, aunque la pelota en algún momento toque el suelo, siempre es para darse impulso y botar más alto.

Desde aquí solo me queda agradecer a mis pequeños sabios, a sus padres, al colegio con todos sus integrantes y a todas las personas que han estado a mi lado; la confianza, el amor y la alegría que me han proporcionado durante estos, casi cuarenta años…Y también agradezco el darme la oportunidad de crear este departamento día a día… confiando plenamente en mí y sintiéndome querida y respetada por todos.

Me voy en paz, con la sensación de un trabajo realizado desde mi corazón hacia estos pequeños corazones con los que he tenido la dicha de convivir.

En mi clase, mi rol ha sido el de profesora y el suyo de mis alumnos y, al mismo tiempo, creo que he tenido la suerte de aprender yo mucho más que ellos.


Y tú ¿has tenido esa sensación de que dar y recibir es lo mismo?

Compartir
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email
Descubre más

Artículos de interés