Mis conversaciones con Oriol. Cambiar de opinión

Una opinión se ajusta a unas circunstancias y a lo que pensamos sobre ellas en un momento determinado por lo que cambiar de opinión no debería ser nada extraño. ¿Estás de acuerdo? ¿Eres de los que cambia mucho de opinión?
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Hace poco tuve una conversación interesante con uno de mis alumnos de primero de primaria, seis años, cuando estábamos realizando un trabajo de composición de frases e identificación de fonema y grafema. La tarea consistía en escribir varias frases inventadas por ellos, ayudados por mí, rectificando lo que era incorrecto.

Para finalizar les dije que terminaran una frase que empezaba con mi nombre. Oriol escribió: “Paloma es muy mala”.

Cuando le pregunté por qué pensaba eso, me respondió que le molestaba mucho que yo le borrase lo que hacía, aunque estuviera equivocado, porque a él le costaba mucho escribir.

Los otros dos compañeros comentaron que, para ellos, yo no era mala y que ellos habían aprendido y que no era tan importante. Oriol seguía en sus trece. Comprendí que su enfado no era solamente porque yo se lo borraba, sino porque, de esa forma, se hacía patente que él se había confundido.

Oriol tenía baja tolerancia a la frustración. Empecé a ayudarle en ese tema y le invité a que me preguntase cuando tuviese dudas.

Varias semanas después, cuando ya estábamos terminando el curso, y ya tenía errores de forma puntual, me dijo que ya no le parecía que yo fuera mala. Sus compañeros le dijeron: “pues se lo dijiste” y él contestó “¡vale!, pero puedo cambiar de opinión ¿no?”

Por supuesto le di la razón. Me pareció importantísimo comentarlo porque, efectivamente, una opinión se ajusta a unas circunstancias y a lo que pensamos sobre ellas en un momento determinado, exclusivamente.

Los pensamientos realmente son propuestas de la mente que podemos elegir o no según el momento. En ningún caso tienen por qué ser verdades absolutas.

A Oriol y a sus compañeros les dije que, por supuesto, se puede cambiar de opinión y que además una de las sorpresas que les iba a dar ese año iba tener que ver con la importancia de cambiar la palabra “error”, o fracaso, por aprendizaje y que todos los seres humanos somos igual de válidos, aunque completamente diferentes, y podemos elegir cambiar cualquier decisión o continuar con ella para seguir escribiendo tu propia historia según vas evolucionando.

Y tú ¿cambias mucho de opinión?

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