Hay veces que siento que es necesario echar el ancla. Cuando me doy cuenta de que voy a la deriva y sigo millas y millas con el piloto automático, sin un objetivo concreto…
De repente un día causalmente lo descubro, echo el áncora y paro. De momento únicamente miro al horizonte, estudio el mapa y me ilusiono de nuevo… Elijo el rumbo adecuado y subo el ancla.
De nuevo, una vez más, todo se pone en marcha. El fondeado en altamar solamente ha hecho que el barco se paralice un tiempo, o se mueva poco, y pueda sentir, por un eterno instante, el ser en vez del estar…
Ser o estar no es lo mismo. Nuestra rica lengua lo diferencia bastante bien, cosa que no ocurre en otros idiomas como el inglés, por ejemplo, en el que el verbo “to be” se traduce en ser o estar dependiendo de la interpretación de cada uno, y no es igual decir yo soy, que indica esencia, que decir yo estoy, que implica un estado.
Y me doy cuenta de que ahora necesito echar el ancla, para emerger lo que “yo soy”, pues últimamente está escondido en mis “yo estoy”.
Y tú ¿Tienes un rumbo determinado o vas a la deriva?
