El otro día me di cuenta que tengo un almacén lleno de recuerdos en mi mente. Hay unos maravillosos y otros no tanto. Lo que sí está claro es que puedo decidir sacarlos para disfrutarlos, para añorarlos, para quebrantarme o para aprender.
Si tengo en cuenta de que eso ya no es presente, de que es una experiencia que he tenido… sufrir por algo que no está no tiene sentido.
Prefiero recordar lo agradable, cuando miro alguna vez las fotos, por ejemplo, aunque a veces sean recuerdos agridulces pues dentro de esas fotos puedo toparme con personas que ya no están en este plano, que la relación ha concluido o que me recuerden situaciones entrañables de antaño y que han cambiado.
Entonces me doy cuenta de que soy yo la que elijo, es decir, las circunstancias no se pueden cambiar. Sin embargo, puedo decidir como respondo ante ellas. Y digo responder y no reaccionar para no sufrir y para no hacer sentir mal al otro.
La vida se compone de momentos. El saber disfrutar de los buenos y lidiar de la mejor manera con los que no lo son tanto… En eso se encuentra el equilibrio y el bienestar.
Sé que tengo una paleta llena de emociones con diferentes colores y de mí depende la gama que elija y como la mezclo… teniendo en cuenta que siempre puedo pintar encima con otro tono.
Y tú, ¿qué color sueles elegir?