Tenemos la buena costumbre de programar, junto con unos amigos, un viaje anual fuera de España. Lo hacemos de forma organizada, con un itinerario y guía específico con el grupo.
Allí hemos encontrado gente nueva, con la que, obviamente, hemos conectado mejor con unos que con otros y hemos tenido diferentes experiencias con cada uno, en función de las cambiantes formas de ver la situación en la que nos encontrábamos.
Una de esas personas nos preguntó que cómo era posible que lleváramos tantos años como pareja, si no estábamos de acuerdo en la forma de afrontar el día y las situaciones que nos acontecían. Nuestra contestación fue clara. Lo importante, después de muchos años de convivencia, era el cariño que nos profesamos, unido al respeto con la forma de pensar y decidir, cediendo en múltiples ocasiones para poder seguir juntos.
El amor es más importante que las diferentes opiniones y los fines comunes son más primordiales que estar de acuerdo en cosas triviales del día a día…
Tener el mismo criterio no es suficiente para vivir feliz y en paz, aunque es mucho más cómodo, sin duda…
Para mí lo fundamental radica en no querer convencer a nadie, pues tampoco me gusta que intenten inculcarme algo con lo que, en este momento, disiento.
Y tú ¿siempre tienes la misma opinión que tus seres queridos?