Mis conversaciones conmigo en el viaje 2. El camino para seguir el rumbo

En ocasiones es importante dejar a un lado la manera en que tú haces las cosas para adaptarte a lo que la vida, la programación del viaje en este caso, tenga preparado.
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Hemos hecho un viaje por Europa visitando tres países preciosos, con pueblecitos de cuento, en un grupo de casi 50 personas.

Cada uno, lógicamente, con intereses, forma de ver la vida y actuar diferente unos de otros, aunque con un mismo destino y conviviendo una semana.

La verdad es que cuando se realiza una gira de este estilo, es importante dejar a un lado la manera en que tú lo harías para adaptarte a lo que la vida, la programación del viaje en este caso, tenga preparado.

En esa aventura no teníamos posibilidades de elección. Había un guía que nos llevaba de un lado a otro, con unos tiempos concretos, que a unos les parecían muy largos o muy cortos, con jornadas de autobús pesadas y caminatas por los centros de las ciudades en fila india.

En ese momento el dejarse guiar por el cicerone y hacer caso omiso de las pequeñas discusiones o diferentes intereses de los compañeros de viaje ha sido fundamental para vivirlo en paz.

El destino era el mismo y, aunque la forma de vivirlo de cada uno era diferente, daba igual porque el itinerario estaba marcado y el experto era quién decidía dónde y cuándo.

Me parece que esto tiene un poco que ver con la vida. El rumbo es igual para todos. La dirección podría ser “vivir en paz” y el guía te va llevando por donde considera que es mejor para ti, te guste o no… Eso sí, el cómo tomarlo, el dejarte guiar por la intuición y el vivir lo mejor posible en cada momento, independientemente de que tú lo esperases de otra forma si tuvieras la oportunidad de elegir, será esencial para saborear completamente el viaje.

Y tú ¿te dejas guiar o te enfadas porque el día te lleva a su manera?

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