He tenido un fin y un comienzo de año algo complicado con temas familiares, de salud, de relaciones… Todos se han entretejido saltándose puntos y haciendo trampas en la labor.
No lo he llevado bien, la verdad, y me ha costado recomponerme… Me he sumergido en el desasosiego visualizando posibles escenarios que luego intentaba, sin éxito, arrancar de mi imaginación, precisamente por no cumplir mis expectativas.
Al adelantar situaciones, que después no se han cumplido, he estado intranquila, tanto por condiciones externas como internas mías…
¡Cuánto sufrimiento inútil… cuánto tiempo evocando posibles desenlaces que jamás han sucedido!
Lo bueno es que ya estoy de vuelta. Ya situada en el Aquí y en el Ahora. Sin ir hacia la preocupación o a la ansiedad por lo que pueda ocurrir, sino viviendo el momento dejando que me sorprenda la vida.
Y, curiosamente, cuando dejo de controlar lo incontrolable… parece que la vida se pone a mi favor.
La vida en ocasiones nos presenta momentos de dolor y estos son inevitables. Hay que pasarlos. Pero padecer antes de tiempo o prolongar ese dolor mas de lo necesario, eso depende de nosotros.
Y tú… ¿crees que también podrías ahorrarte momentos de sufrimiento?