Este año mi cumpleaños ha sido fantástico, como siempre, aunque mejorado por la presencia de mi nieta de diez meses y de todos los que me han acompañado de forma presencial, telefónica o por mensajes cariñosos.
Desde hace cuatro años, uno de los regalos familiares es el disfrute de unos días en el balneario de Archena. Voy sola y es una especie de parada que me ayuda a desconectar del curso y de los problemas que conlleva la ajetreada vida en Madrid, para encontrarme en un lugar en el que tengo muchas oportunidades de charlar conmigo en intimidad.
Viajar sola en este tiempo me ayuda a descubrir a una Paloma diferente a la que es cuando está en compañía.
Aquí emergen parte de mis sueños o de mis ilusiones y también aparece lo que quiero barrer de mi vida.
Me suelo sorprender con nuevas situaciones, personas, pensamientos o actitudes personales que han cobrado relevancia en este tiempo, me agrada darme cuenta de otros que siguen manteniéndose estables y empiezo a ser consciente de aquello que ha comenzado a esfumarse, a veces de puntillas y otras con estruendo, dependiendo de su esencia.
A todos, tanto a los nuevos, a los de siempre o a los que ya han cumplido su cometido en mi vida, les agradezco lo convivido en este año y, como no puede ser de otra manera, cada vez disfruto más de lo que tengo y añoro menos lo que no está…
Y tú ¿añoras lo que no está o vives el presente?